Existe una resistencia a ser el soñado, todos queremos
tener nuestra propia realidad y ser los que sueñan. Ser autores de nuestra gran
obra. ¿Pero por qué no considerar que la persona a la cual tanto nos apegamos
(este nombre y este cuerpo) no es más que el sueño, más que la narrativa de otro
ser? De un inmenso diletante que llena el espacio con su tinta onírica,
un pulpo holográfico de infinitos tentáculos, un ser que sólo observa la
divinidad en un espejo transparente. Un ser a través del cual te observas.
Las decisiones que tomamos se rigen por aquello que
llamamos “casualidades”, y las casualidades manipulan a nuestras decisiones. ¿Condenados
a vivir algo que no controlamos? La sombra de lo imaginado se desfigura en una
noche eterna de sudores, silencio y un tenue palpitar; la sombra proyectada es
la de nuestro cuerpo, y la luz que la hace posible es sólo su sueño.
Dependemos de que no se despierten demasiado pronto.
Hay que ser discretos, no gritar en exceso para no romper esa pompa que nos
mantiene pululando por su creación. Hay quien se sale del ‘guión’ porque
conduce demasiado rápido, o bien porque participa en una guerra, o abusa de las
drogas, etc. Esas historias acaban siendo muy escuetas, no hay que gritar más
de la cuenta, no sea que la burbuja se rompa y… ¿Quién no ha soñado que se iba
a caer por un barranco y antes de estamparse contra el suelo se ha despertado ipso facto? ¿Quizá un pequeño grito al
hacerlo debido a su pasmosa realidad? Va a ser que todos somos asesinos si
todos soñamos, si todos nos acabamos despertando; tarde o temprano.
Quién sabe a cuántos han matado ya… pero nadie duerme
eternamente, debe levantarse y vivir, aunque sea a costa de otra vida. Pienso
yo que eso que dicen cuando fallece alguien de que “duerme eternamente”, en
realidad quiere decir que por fin esa persona podrá controlar su vida, soñado
lo que se le antoje. Y pudiendo elegir… ¿quién volvería a soñar con un lugar
tan imperfecto como este planeta? Yo no lo haría.
Vivimos a cuenta de… Estamos en manos de… Somos
esclavos de… ¿Qué? No conoceremos jamás a quien nos proyecta, al compositor de
nuestra familia, amigos, entorno, sentimientos, situación… No podremos
desconectar su despertador ni apagar su móvil, susurrarle una apacible melodía
para endulzar su sueño y así mejorar nuestras condiciones, decirle que
dependemos de su letargo para continuar existiendo.
En mi humilde opinión, creo que debemos aprovecharnos
de su sopor, ser los vampiros que absorben la fantasía del creador para
transformarla en la vida que erigimos. La construcción del escenario no es lo importante,
si no la función que se dé en él.
Una vez que reconozco que soy el soñado, se me hace más
fácil respirar. ¿Nada que hacer? Sólo observar y disfrutar.
"La construcción del escenario no es lo importante, si no la función que se dé en él"
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